jueves, 20 de enero de 2011

EL DÍA DE SAN CRISPÍN

"Nosotros pocos, nosotros felizmente pocos, nosotros somos una banda de hermanos, porque el que hoy derrame su sangre conmigo será mi hermano; por vil que sea, este día ennoblecerá su condición. Y los gentileshombres que están ahora en la cama en Inglaterra, se considerarán malditos por no haber estado aquí, y tendrán su virilidad en poco cuando hable alguno que luche con nosotros el día de San Crispín”

Así acababa, según Shakespeare, la arenga a su diezmado ejercito, Enrique V, antes de la batalla de Azincourt, donde unos nueve mil ingleses vencieron a treinta mil franceses, en un descalabro más de la caballería pesada gala. La cosa, como todas las batallas donde un ejército netamente inferior en efectivos se impone a uno superior, se puede analizar tanto como un éxito de los heroicos vencedores, como una demostración de la ineptitud de los derrotados.
Lo cierto es que los franceses no dieron una. El rey inglés buscaba llegar a Calais y dar descanso a un ejército reducido por el sitio de Harfleur, la enfermedad y las deserciones, pero los francos, ante su superioridad numérica, ni supieron elegir el lugar para la batalla, ni la estrategia a seguir... habrá quien piense que el discurso de Enrique tuvo algo que ver, que de todo hay en la viña del señor, pero me temo que eso es más mérito del mismísimo Shakespeare que del hijo de Enrique IV.
Con el paso del tiempo la cosa apenas ha cambiado. En cuanto surge una figura carismática, alguien con la seguridad suficiente para que los demás crean sus palabras, aquellos a quienes tiene bajo su mando, le siguen con la fé de los iluminados... hasta que llegan los reveses. El liderato no se cuestiona mientras uno representa la esperanza, en cuanto aparecen las dudas y la descofianza, el carisma y el temple vuelan por lo aires, y a todos se nos ven las costuras.
Cuando José Mourinho recorría el cesped del Camp Nou entre los chorros de los aspersores de riego, al grueso de los aficionados del Real Madrid se les debió de quedar la misma cara con la que los ingleses observaban a Enrique V cruzar el campo de batalla dando orden de matar a los heridos. El madridismo ya tenía un líder al que seguir, un hombre carismático que mantendría a raya a ese dragón de siete cabezas y diez cuernos en el que se ha transformado el Barça. Florentino Pérez y su directiva, en otra de esas decisiones tan hábiles que caracterizan a los dirigentes del Madrid, recogieron el testigo de los medios de comunicación y la opinión pública, y se lanzaron en brazos del portugués. Jorge Valdano, con Pellegrini de cuerpo presente, tuvo que envainarla y asumir que tocaba bailar con el diablo.
El madridismo y la prensa madrileña se frotaban las manos mientras las cuentas, que a Mourinho siempre le han dado, les iban saliendo. Todo era justificable mientras se ganara, incluso hasta la mala educación, pero es que el grueso del madridismo se ha obsesionado tanto con la victoria que pedirle que preste atención a otra cosa es imposible. Tan convencidos estaban que aquello, por muy indigno que resultara a veces, les iba a llevar al cielo que, cuando llegó el partido del Camp Nou, el golpe fue nuevamente desmoralizador.Unas horas después del descalabro, ya se estaba atacando a los sospechosos habituales: Valdano, la clase media, los suplentes y los árbitros. El presidente, Mourinho y ciertas estrellas, como es costumbre, se libraron de las críticas.
Desde ese momento regreso el victimismo que lleva caracterizando al madridismo desde que el Barcelona ha iniciado este ciclo positivo. Los periódicos, las radios y las televisiones aumentaron la queja sobre el Villarato y las facilidades dadas al Barça, y la mayoría del madridismo, o al menos los más ruidosos, embistieron el capote sin dudarlo.
El problema fue que, Mourinho, que vive de lo más tranquilo en esas polémicas, esperaba que el club se hundiera en el barro como él, a lo que Valdano, por mucho que se empeñe el portugués no estaba dispuesto. Las palabras de Florentino, apoyando la manera de representar al club del argentino, fueron la confirmación de que el entrenador se había equivocado en sus cálculos: el presidente del Madrid no es Moratti, ni Abramovich, ni el Madrid es el Inter o el Chelsea.
Desde entonces el pulso ha seguido, y por mucho que la prensa se empeñe en singularizar el problema en Valdano, lo cierto es que quien no accede las reclamaciones del entrenador, es el presidente. Hace unos días, se filtraba que Mourinho se quería ir a final de temporada. Aquellos que, por motivos editoriales, pretenden defender lo contrario, recurren insistentemente a una clausula de penalización que tendría que pagar el otrora salvador del Madrid para poder irse, 15 millones de euros. El remarcar este detalle es una buena prueba de que, al menos con respecto al club, el fango en el que pretendía hundirlo Mourinho, ha despertado las dudas y la desconfianza. Y esto no ha hecho nada más que empezar.

2 comentarios:

  1. Mi buen amigo: He de reconocer que la derrota sufrida por el Real Madrid en tierras catalanas,debió de originar en los "sentires" de la parroquia madridista, el mismo dolor que en los españoles y franceses al ver como la Armada Invencible se destrozaba contra los acantilados o se desperdigaba y se perdía por el océano a causa de la tormenta.....una gran pérdida, si.Pero si realmente miramos con ojos críticos, al igual que le sucedío a la Armada Invencible, creo que a la parroquia madridista el echo de haber perdido en Barcelona capitaneados por el singular Mourinho,ha hecho crecer un sentido de unión y patriotismo dentro de los blancos, que hace mucho que no se veía por Chamartín.Queda todavía un partido de vuelta, y veremos si a los catalanes no le ocurre como a los ingleses en su día, los cuales imitando a los españoles un año atrás construyeron la Armada Inglesa, sufriendo un gran descalabro y favoreciendo a que la hegemonía española en los mares fuera incontestable....

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  2. Como me atrevo a pronosticar en la siguiente entrada, no solo en el partido de vuelta, si no en al menos tres partidos más, el Madrid tendrá la posibilidad de devolverle al Barcelona, no solo el cinco a cero, si no el conseguir acabar con un racha de victorias que ya dura más de dos temporadas. Y asumo que en la mismísima Champions, solo veo al Real Madrid capacitado para evitar junto a Liga y Copa del Rey, que el Barça repita el triplete de hace dos años. Pero en realidad lo que quería señalar es que, desde mi punto de vista, se ha creado una brecha entre la presidencia y Mourinho, y que ya puede este dar con la tecla para cambiar el rumbo de las cosas, o antes de que pueda darse cuenta, ese sentido de unión o patriotismo se va a volver hacia él, y en ese momento no encontrará un solo respaldo en la cúpula directiva del Madrid.

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